Vivimos en la edad del ocio,
también lo llaman la sociedad del bienestar, o sea que la parte de la sociedad
que siempre ha vivido como Dios, continúa disfrutando de la buena vida y de los
privilegios que a través de la historia se han ido ganando a base de explotar a
otros paganos y si, menester fuera, machacar a los que cuestionaran aunque sólo
fuera con sus ideas, ese estatus sempiterno. Parecía que dichos paganos, ( el
pueblo llano, el pueblo soberano, los trabajadores, las clases medias, etc.)
habían logrado alcanzar los ribetes del espacio en el que vivían esos
privilegiados, tenían libertad de expresión, accedían a la enseñanza gratuita,
a la seguridad social; habían conseguido tener una vivienda propia, incluso
hasta una segunda vivienda, un coche para el padre, otro para la madre y uno
usado para la niña o el niño; para más inri se van de vacaciones cuanto más
lejos mejor sobre todo a países más pobres, más atrasados, menos modernos, con
gentes que servían con sonrisas de agradecimiento, sin reparar en clases,
agradecidos y contentos de poder trabajar para los nuevos privilegiados, no
importaba que fueran de segunda o de tercera.
( Continuará)
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